Aprendiendo de la pelota

Coord. de Promoción Electrónica

Cuando uno se divierte haciendo lo que más le gusta todo es sencillo, la vida se facilita, los problemas se borran de la faz de la tierra y la felicidad abunda como miel en un panal, en otras palabras, todo es perfecto. Y es que reflexionando, he de admitir una cosa muy grande: el fútbol me lo ha dado casi todo. Casi todo como por ejemplo me ha dado a mis mejores amigos, personas que a través de los años se han convertido en mis confidentes, acompañantes de alegrías y tristezas, personas invaluables, casi mis hermanos. Pero las amistades son una consecuencia más de estar inmiscuido en este hermoso mundo de las patadas. El fútbol me ha enseñado mucho y la gente con la que he compartido tantos años de patadas, atajadas y goles han sido, son y seguirán siendo otro y uno de los regalos más bonitos que el fútbol me ha dado. Sin el fútbol mi vida estaría incompleta y así como lo digo yo, cualquier otro que haya practicado este deporte por mucho tiempo será capaz de admitir que no solo se trata de patear una pelota, sino de todo un sistema que involucra muchas variables.

El mundo de las patadas es una comparación poética con la vida real. Todo lo que pueda pasar en un rectángulo durante noventa minutos nos puede pasar en la vida fuera de la misma, claro guardando las proporciones. El fútbol me ha enseñado a través de experiencias muchas lecciones de vida. Las enseñanzas que he vivido me han señalado una sola cosa, que tanto en la cancha como en la vida real, la disciplina juega un papel vital. La disciplina es el motor de todo y es como el corazón que bombea la sangre al cuerpo, teniendo disciplina más temprano que tarde los esfuerzos y planes tendrán resultados. Y lo anterior es tan sencillo de ejemplificar: ¿qué sería de un futbolista profesional si no tuviese la disciplina necesaria para asistir a sus entrenamientos día tras día con el propósito de prepararse para disputar sus respectivos partidos? La respuesta es sencilla, difícilmente deslumbraría en el terreno de juego. Ahora, ¿qué sería de un estudiante si no estudiara clase tras clase de cara a un examen? Muy probablemente la calificación no sería buena y estaría alejada de la excelencia.

La disciplina presenta un efecto dominó impresionante. Lo que empieza como amor al deporte, se convierte en un deseo inquebrantable por triunfar, en el cual la mentalidad juega un papel determinante para que, del amor a la práctica se desarrolle una disciplina fortalecida que posteriormente creará un hábito bueno. Con el hábito creado, el jugador o individuo vera por sí mismo que ser disciplinado es un efecto positivo y secundario del deporte y que esa misma disciplina la podrá aplicar en cualquier ámbito de su vida cotidiana.

Hoy los invito a todos a ver más allá de lo que tenemos enfrente de nosotros. Los invito a reflexionar sobre todo lo que tenemos en nuestras vidas, ya que no existe nada en esta vida que no tenga dos lados o un trasfondo. Los invito a observar las cosas de diferentes perspectivas, a crear hábitos positivos capaces de guiarlos a puertos buenos en donde la máxima riqueza a encontrar es el desarrollo y éxito personal, pero sobre todo, los invito a aprender de la pelota, porque así como lo acabo de decir, increíblemente una pelota me ha enseñado y regalado una infinidad de cosas durante los últimos 16 años de mi vida…

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Enrique Reyna Sánchez, estudiante de 5to. semestre de la carrera de Contador Público Internacional en CETYS Universidad campus Mexicali. 20 años. Apasionado del deporte y muy específicamente del fútbol.