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• Un alemán en el zapato

Aunque es una firma con más de 230 años de vida en el viejo continente, en México parece una marca joven, tanto, que se vale de herramientas de mercadeo como internet para estrechar la cercanía con los consumidores. Pablo Rozada, director de la empresa alemana Birkenstock en México, apunta que una de cada 10 sandalias que vende en el país se da a través de la web. "Son personas que conocen la marca y sus modelos, por lo que no necesitan ir al aparador; ya saben lo que buscan y sólo ordenan", indica el directivo. Dedicada a la fabricación de calzado de confort, que busca la salud de los pies y una buena postura en el cuerpo, Rozada asegura que la firma abrió un nuevo nicho en el mercado de artículos de lujo en el país.

Debido a lo novedoso del concepto de la empresa, ésta se ha tenido que enfrentar a la piratería. Los precios de las sandalias oscilan entre mil y mil 500 pesos en promedio; sin embargo, asegura, esta tarifa no es privativa para los consumidores. La empresa se ha enfocado a segmentos tan específicos como enfermeras, hombres de cocina o personal con alta exigencia en las horas de trabajo. A menos de 18 meses de haber llegado a México, las sandalias que se hacen de una mezcla de corcho de botella y caucho, han registrado un incremento de 50% en sus ventas.

La aventura comenzó cuando Pablo mostró interés por traer la marca al país. Él, como su familia, solían vestir con estos artículos desde su infancia, pues su padre  -zapatero de oficio radicado en León, Guanajuato- conocía los productos años atrás. Por eso, la inquietud de probar suerte en los negocios con un calzado nuevo y hasta hace algunos meses desconocido en el país, apunta Rozada. Fue así como la firma alemana, que es la quinta empresa productora de zapato cómodo más importante a nivel mundial, sólo detrás de Adidas, Puma, Salamander y Reebok, logró posicionarse en el mercado mexicano, poco familiarizado con las sandalias ortopédicas de lujo. Rozada explica que a diferencia de las tradicionales "chanclas plásticas" las sandalias duran hasta cinco años, frente a los tres meses promedio de vida útil del calzado asiático.

Fuente: El Universal